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Laura Gonagui

Actualizado: 16 jul

Los géneros que más utiliza son: poesía, cuento, novela, multimodal, reflexión periodística.


¡Hola! Soy una escritora en ciernes, especializada en saturarme de pensamientos y darle muchas vueltas a los asuntos, jaja.  Soy de Morelia, México, nacida en los años 90s, ¿qué más? Fui participante en la mesa de narrativa «Esto que ves aquí no es» del Festival Internacional de Escritoras 2024 «Primavera Bonita». También estuve en el 4to Encuentro de Narradoræs, realizado en el marco de


Editada por Popoca MonCroy


la Feria Internacional del Libro de Morelia, del 22 al 24 de septiembre de 2023. Fui autora seleccionada con el texto «Caballos» para el libro Hechas de Letras. Antología de escritoras en Morelia (Secretaría de Cultura de Morelia/Colectiva Tait Editorial 2023). Y fui miembro de la Sociedad Michoacana de Escritores, A.C. (SEMICH) de 2015 a 2019. Morelia.


TEXTO LITERARIO

CABALLOS

Laura Gonagui


Hace poco, mi novio vio a una yegua parir amedianoche, en la calle, frente a la terraza de unbar. Fueron horas entre nacer y ponerse de pie.Mi novio y sus amigos celebraron alzando suscervezas cuando la yegua y su caballito al fin sefueron caminando, perdiéndose en la oscuridad.Ellos bromearon acerca de cómo una cría podíaandar más derecha que un borracho.

De niña, mi padre iba por mí a la primaria. Luegorecogíamos a mi hermana en la secundaria. Yo mepreparaba para ese paseo diario desde la escuela,pues durante los recreos, yo solía llenar mimochila con las hojas caídas de los árboles, paraluego lanzarlas por la ventana del auto y verlasvolar nuevamente. Sentía que era como darlesuna doble vida, una segunda vuelta.

Durante esos trayectos, hubo una semana enteradonde antes de llegar a casa, pasábamos juntoa un caballo muerto, que se pudría en la laderadel río. Cada día se descomponía más y más. Amí me daba una angustia enorme ser testigo delproceso. Lancé hojas tratando de cubrirlo, pero elviento siempre las hizo aterrizar en otra parte. Nome atreví a pedirle a mi padre que manejara porotra calle, pues me parecía que el camino estabarígidamente marcado por la costumbre.

No recuerdo nada parecido en la secundaria; peroen la preparatoria, una amiga vio morir de uninfarto al chihuahua de su prima. No sólo no seatrevió a decírselo, sino que barrió al animal bajoel sillón hasta que su prima lo encontrara. Ellano era la responsable, pero se sintió pecadora dehaber visto el dolor del perro. Me aseguró que viouna certeza en los ojos del chihuahua un segundoantes de apagarse: él sabía que moriría.

Yo no he visto perecer a ninguna de mis mascotasy eso que tuve pollos, tortugas, cuyos y gatos.Caballos no, para mi buena suerte. Al no estarahí en su momento de transición, no sabríadecir si en sus ojos hubo indicios “de algo”, peroal enterrarlos, ciertamente ninguno me pareciócertero de nada. Le pregunté a mi novio si el potrotenía en sus ojos el conocimiento de haber nacido.Me respondió que como ocurrió de noche, eradifícil saberlo.

¿Qué tanto habrá sabido el caballo de la laderadel río? Creo que no tenía dueño y si lo tuvo, nohizo más que echarle cal ya pasados varios días.Ese polvo blanco que cubre los cadáveres, lo habíaolvidado, los hace desaparecer. ¿A nosotros nosecharán cal, papá?Hubo otro perro durante la preparatoria, unaespecie de dóberman que vi en un lote baldío. Sucuerpo negro se pudría. Yo pasé a su lado diario,de nuevo rumbo a mi casa, pero a pie. Luegoapareció la cal y otra vez estaba yo, sin atrevermea corregir mi ruta, sin cruzarme la calle, sin poderesconder bajo el sillón lo que estaba viendo y noquería ver.

No le he contado a mi novio que tengo miedo.Él celebra la vida con una cerveza y yo temoverlo cubierto de blanco. Él nació mucho antesque yo, y aunque no lo parieron a media calle,reconozco que su llegada al mundo fue un eventoextraordinario. Ahora veo su cuerpo desnudo yevito pensar en su descomposición, aunque séque lo que le beso algún día no existirá y tambiénsé que eso será peor, mucho peor, que todo lo quehe sentido hasta ahora.

Haré un plan para enfrentar mi cobardía. Quizásvaya a la feria y mire a los ojos a los caballos enlos establos. O acaso acostaré a mi novio en elpasto y decida cubrirlo con hojas. Él sonreirá y noentenderá nada, lo cual me hará sentir mejor.


Texto seleccionado para el libro «HECHAS DE LETRAS. Antología de escritoras en Morelia» editado por Tait y Secretaría de Cultura de Morelia, publicado en 2023 ☺️.


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