top of page

María Haydeé Ramírez Rosas

Los géneros que más utiliza son: cuento, epistolar, multimodal, diario y otro.


María Haydeé Ramírez Rosas es escritora y estudiante de la licenciatura en Comunicación, en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Nació el 28 de enero del 2002, en Morelia, Michoacán. Su relato El baño fue elegido para formar parte de la antología Hecha de Letras, Antología de escritoras en Morelia, en su volumen de narrativa. Participó en el 4° Encuentro de Narradoræs, que se llevó a cabo dentro del marco de la 2da Feria del Libro y la Lectura de Morelia, en 2023. Desde que es niña ama crear historias, y su mayor sueño es lograr crear y contarlas a través de películas,

María Haydeé Ramírez Rosas


siendo guionista y cinematógrafa.


TEXTO LITERARIO


El baño

María Haydeé Ramírez Rosas


Además de las habituales funciones de un baño, en este lugar puedes sentarte a escribir y así quedar absorta en todas las ideas que quieres plasmar y unir en un solo escrito. 

Su apariencia de ser un lugar aislado al resto de la casa, en donde apenas se oyen los ruidos de su exterior como ecos, lo hace un lugar pacífico, en donde se pierde la noción del tiempo: puedes terminar de leer Cumbres Borrascosas y pensar en todo lo que prefieres evitar en el bullicio por falta de atención o enfoque. Y aunque cuando sales de esta habitación puede que te distraigas de lo que pensaste, lo que se te ocurrió escribir, o hacer, porque volviste a la realidad de los quehaceres pendientes o distractores, no se olvidan las principales reflexiones a las que llegaste, ni las metas pequeñas, medianas o largas que te propusiste cumplir. 

La buena acústica de la regadera proporciona una cómoda cabina de audio donde no paras de cantar, exploras nuevas notas o arreglos, y sientes que tienes talento para ser cantante. Puedes cerrar los ojos mientras te duchas y, al ritmo de Never Gonna Give You Up de Rick Astley, te pones a bailar de una mejor forma, como antes no habrías hecho, e incluso, mientras ya estás secándote, entablas conversaciones imaginarias en otro idioma. 

Ducharse a la luz del sol es una experiencia diferente a cuando la luna y una luz cálida artificial te acompañan. Los rayos de la más cercana estrella atraviesan la ventana, convierten a las gotas de agua en cristales tornasoles, y el aroma de Rive gauche empieza a permear el aire, tu mente y tu cuerpo, mientras contemplas al embelesado cielo que acompaña al astro vespertino. Entretanto, estar enfrente del agua cuando los pájaros ya dejaron de cantar, y la brisa del aire que entra por el vitral ya es fría, ya es fresca, ya es pura, encuentras el momento ideal para hacer catarsis, y, de ser necesario, llorar. 

Llorar incontrolable y desconsoladamente, con el ruido del agua que logra camuflar tus sollozos y disolver tus lágrimas, fusionándolas con las gotas que descienden en picada.

Llorar por el recuerdo de los amores que no te han sido correspondidos y nunca lo serán, llegando a la terrorífica conclusión de que la soledad será tu eterna acompañante; porque en tu mente aparece la idea constante de que todos avanzan y tú no, ellos están más cerca de lo que quieren y tú, en cambio, estás estancada como el agua que se queda en la coladera de la regadera, y te sientes tan minúscula, del tamaño de ese lugar, y tan patética y desagradable como el moho de las esquinas y las paredes. 

Llorar porque, aunque tu corazón es joven, lo sientes tan agrietado, lastimado, desquebrajado y descuidado por ti y los demás como los muros de este cuarto que están además llenos de salitre, que no hace otra cosa más que pudrirte, deshacerte. Tus sueños, ilusiones y verdades que parecían certezas, se van destruyendo hasta hacerse nada.

Llorar porque un Mal día puede descontrolar tu psique y desencadenar tu locura, autodestruyéndote con suposiciones, repeticiones de ideas perturbadoras, y el recuerdo de una pelea con alguien que amas que terminó en palabras y acciones hirientes (con la incertidumbre de saber si afectó o trastocó su relación sin remedio alguno). Termina todo sometiéndote, y sientes los miles de golpes a la vez con el agua fría que cae sobre ti, y te genera además una sensación de asfixia que no se va hasta que la detienes con la llave. 

Llorar por el hecho de que sencillamente sientes que ya no puedes seguir, por tanto que tienes que sobrepasar y no sabes cómo lograrlo; porque hay días en los que te sientes hastiada de la humanidad, desilusionada de la vida y crees que eres la peor persona del mundo: la peor hija, hermana, amiga, compañera, y por eso nadie te ama, comprende, te toma en cuenta, ayuda o vela por ti… 

Pero, cuando el agua ya no está fría, sino tibia, o te sobrepones a esa gélida lluvia y aprendes a bañarte con ella, tus pensamientos se neutralizan y logras cantar, pensar en lo bueno del día y en pensamientos superfluos, pero no hirientes; practicar otros idiomas, y sacarle las otras múltiples, divertidas y canalizantes funciones que posee ese lugar de 5 metros cuadrados, porque te das cuenta que el baño resulta ser tu interior, el lugar de conexión contigo misma.


Publicado en: Ramírez, María Haydeé.(2023). Hecha de Letras, Antología de escritoras en Morelia. Narrativa (pp.135-138). Morelia: Arquera Ediciones / Colectiva Tait / Secretaría de Cultura


Encuéntrame en:

Instagram: @mari_rrosas



7 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comments


bottom of page