Ruth Maldonado Lobato
- cartografiaescrito
- 4 sept 2024
- 4 Min. de lectura
Los géneros que más utiliza son: poesía, cuento, novela, diario.

Ruth Maldonado Lobato nace en Lázaro Cárdenas el 12 de octubre de 1984. Es Licenciada en Mercadotecnia (UNID), con Maestría en Políticas Públicas (ININEE, UMSNH), Especialidad en Políticas Culturales y Gestión Cultural (UAM, Iztapalapa) y estudiante en cotutela de Ciencias Sociales por la UABCS y Estudios Migratorios por la Universidad de Granada. Tiene una Licenciatura trunca en danza contemporánea (EPBA, UMSNH).
Fotografía tomada por Bernardo Del Valle Reynoso.
Cantante y compositora empírica; ha participado de diversos Festivales Nacionales e Internacionales. Sin trayectoria. Escribe por necesidad y comienza a hacerlo a los 10 años derivado de las muertes de su abuela paterna y con un mes de diferencia, de su padre. Siendo madre soltera de dos criaturas de diferente progenitor ha vivenciado la hostilidad social. Las letras y el canto la han salvado. Tiene dos publicaciones oficiales, una en 2021 y otra en 2023. Su mayor obra se encuentra desperdigada en publicaciones aisladas en internet y archivos olvidados en su ordenador.
TEXTO LITERARIO
Dedicatoria extensa
Ruth Maldonado Lobato
Esta humedad te la dedico,
también la mirada perdida,
el sonrojo en mis mejillas,
más abajo, en el plexo,
justo arriba de mis pezones erectos
—porque te pienso/recuerdo.
Te dedico el orgasmo de la mañana,
mi gemido tan poco Manual de Carreño,
la aureola irregular en mi sábana
que ha traspasado incluso la toalla;
las contracciones eyaculatorias
—por un tal Skene y 'sus'/mis glándulas.
Te dedico mi espalda cubierta
por la cabellera pelirroja colgando
rozando el vientre de mi amante
y mis nalgas abiertas por mis manos
rebotando en un vaivén a ¾
—como "Sobre las olas", de Juventino Rosas.
Te dedico la perspectiva
de mi cuerpo en cuatro puntos
del "gato vaca" y "gato enojado
deslizando a uttana shishosana,
con mi cara desaliñada y mis ojos en blanco
—anunciando la mínima muerte que viene.
Te dedico los erizados vellos de mis brazos,
mi sonrisa de lado y mis ojos a la izquierda y abajo;
la pequeña abertura en mi boca,
la ausencia de aire en mi pecho,
las ganas de no haberme soltado de tu cuerpo
—y haber migrado mi nariz a tu cuello.
Estas absurdas letras también te las dedico,
como si tú, hijo de Zeus y Mnemosine,
como si tú, Calíope, y yo, griega,
como si en esta dimensión literaria
homenajeara a Dionisio
—tú danzando y follando conmigo.
Mis pechos bañados en tinto, te dedico,
tú lamiéndolos sediento,
absorbiendo de cada recoveco, pero esmerándote justo en medio,
donde se vuelve mixtura exótica
—del vino, tu saliva y mi sexo.
Te dedico todos los mitos, leyendas e historias,
te dedico las fábulas de uno de los libros más leídos en la historia:
tú siendo los jinetes; yo, todas las yeguas,
luego a la inversa, sólo por llevar la contra
—yo cabalgándote en el Apocalipsis cual jockey.
Te dedico el capítulo 21 de Saint-Exupéry:
yo la zorra y tú me domesticas,
yo la rosa y así me extrañas;
yo te escribo a las 4
tú mis letras desde las 3 añoras.
Te dedico mi vigila a las 3 de la mañana,
las caricias a Billie —la siamesa— mientras orino en el excusado,
mis ojos un tanto aborregados,
el labial rojo despintado y mi cabello despeinado.
Tus “qué bonito” te dedico,
la ansiedad entre el 'en visto' y tus reacciones a mis letras,
la eternidad representada en tus impredecibles respuestas,
tu evasión a mis dedicatorias
—aunque claras las tengas.
Te dedico la sangre que se desliza por mi entrepierna,
las duras contracciones que la expulsan,
como la onomatopeya de golpe
—que lleva la letra inicial de tu nombre.
Las pulsiones reprimidas pero latentes, te dedico,
El malestar de la cultura y La interpretación de los sueños,
sobre todo cuando son contigo,
cuando me lees y así me desnudas, pero no me tocas
—y mi felicidad se hace poca.
Los 22 arcanos mayores con todos sus significados:
El Sol, La Torre Abolida y El Diablo, te dedico.
El Loco, El Mago y La Luna,
La Emperatriz, La Papesa y La Rueda de la Fortuna,
y los 13 restantes
—menos El Enamorado.
Te dedico mi lengua dentro de tu boca,
el cielo lleno de estrellas,
mi irreverencia en el asiento del coche,
mis tetas descubiertas en la noche,
el incendio que no se ha apaciguado
—desde entonces.
Todos los poemas que escriba, todos, te dedico,
hasta que me apagues por completo o te fundas conmigo,
un beso rasgado en cada uno de tus símiles ojos
mis pezones duros postrados en tus labios,
tu miembro erecto cogido entre mis manos
—hincada, como rezando.
Y así te dedico, todos los universos que construyo,
todas las realidades hipotéticas,
todas las corridas econométricas,
para no aceptar la verdad inminente, el muro alzado,
la barrera invisible y tú ahí del otro lado
y yo acá deseando una vez más crear acuerdos
—y al fin follarnos.
Publicado en: (2023). Hechas de letras. Antología de escritoras en Morelia. Poesía.
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