Yunuen Parra
- cartografiaescrito
- 4 sept 2024
- 5 Min. de lectura
Los géneros que más utiliza son: poesía, cuento y reflexión periodística

Yunuen Monserrat Parra Herrejón (Morelia, 6 de julio de 2003) es slammer, tejedora y estudiante de Literatura Intercultural en la UNAM. Cuenta con un relato publicado en la Antología de escritoras de Morelia (Tait/ Municipio de Morelia, 2023). Obtuvo junto con Slam de poesía para morras el primer lugar en el 5° Slam Nacional MX (2023).
Fotografía tomada por Natalia Ruíz
A su vez, publicó una antología propia de poesía titulada Iunuri: raíz de agua (Ediciones Come Fuego, 2024). Actualmente estudia, escribe y organiza slams con sus amigas.
TEXTO LITERARIO
Mi tierra
Yunuen Parra
¿De dónde vienes?, me preguntan.
Yo vengo de mi tierra y mi tierra viene de mí.
¿De dónde eres?, me interrogan.
Yo soy de mi tierra y mi tierra está hecha de mí.
¿Dónde está tu tierra?
Pues donde estoy yo.
¿Cómo es tu tierra?
Pues como soy yo.
Yo que me contradigo por dentro y por fuera; arriba y abajo; izquierda, derecha.
Yo que no me estoy quieta y cambio como el canario de plumas.
Yo que me conozco tanto como me desconozco.
Y que, si un dedo no soy yo, tampoco mi tierra es un paisaje, un animal, una fruta, una canción, una historia.
Mi tierra es un ramo de historias, enjambre de sabores, colección de montañas, lotería de gente y álbum de flores.
Y si yo soy mi tierra
entonces soy lagunas, ríos, mares y charcos.
Soy la tierra del agua y a veces agua con tierra.
Tierra del agua cuando mis lagos no nacieron de ciclos hidrológicos sino de las lágrimas de una princesa que se volvió garza.
Agua con tierra cuando los desagües lloran sus desechos en los cuerpos cristalinos y nuestro efecto invernadero los consume.
Soy las sirenas que manipulan corrientes, proveen peces y ahogan hombres.
Y soy las sireee-eee-eee-nas que “rescatan” ahogados, balaceados, asesinadas en las esquinas de mis colonias.
Soy las calles bachudas, piel reseca.
Soy terracería y cultivos de junio.
Soy estos bosques de oyamel que se prenden en llamas.
Soy los montes de carretera.
Soy la siembra de aguacate que seca mi boca.
Soy estatua, estatua de “los héroes”, conquistadores y “nuestras raíces”.
Soy la estatua de las Tarascas que sostiene la gloria de mi capital en plena avenida.
Pero también soy las de verdad, mujeres que en vez de un plato de manjares sostienen el hambre, sostienen la violencia, la falta de educación, la falta de atención médica y la discriminación, jugosa discriminación.
Soy la memoria que no recuerdo y el pasado que no viví, pero míos a fin de cuentas.
Soy las mariposas y charalitos que se alborotan en mi panza cuando te veo.
Soy las monarcas que migran al norte y mi tío que las va siguiendo.
Soy quienes salen a trabajar por mis calles y quienes no salen de ellas.
Soy esta piel de tule y mis sueños de barro.
Soy salario mínimo y cansancio máximo.
Soy protesta y censura.
Soy paros y trabajo.
Soy sol y luna.
Soy morras creadoras,
gritonas,
peligrosas,
tejedoras,
bailadoras,
oradoras.
Soy todo lo que he nombrado y me falta por nombrar.
Porque yo,
yo soy mi tierra
y mi tierra
soy yo.
Lx poema
Yunuen Parra
No me asustan los rayos, ni la muerte ni la página en blanco.
Le temo a la “o”.
[“los humanos”, “los lectores”, “los poetas”]
Por eso la tacho,
la aplasto,
marco su tumba.
[“lxs humanxs”, “lxs lectorxs”, “lxs poetas”]
O la tuerzo como a un alambre,
colita de puerco,
serpentina.
[“les humanes”, “les lectores”, “les poetas”]
O solo la recargo en un palito
para que no se vaya rodando
y aplaste siglos,
kilos,
millas
de humanas, lectoras y poetas.
Cajita de música
A mis abuelas
Vi una cajita en tu armario
Una cajita
Una cajita
Una cajita
La abrí al pasito
La abrí al pasito
Qué es lo que vi
Qué es lo que vi
Una niña
que brincaba, que brincaba.
Una niña
que bailaba, que bailaba.
De puntitas,
tocaba el cielo
y se pintaba
de azul los dedos.
Sobre su eje,
giraba el mundo,
sobre su eje.
Esa niña baila en mí, vive en mis pasos, ríe en mi voz.
Es la niña infinito, la que un día fueron, que han sido siempre,
Abuelas
Y qué raro decirles “abuelas”
si yo las bauticé con los primeros brotes de mi habla:
“Titi”, “Mayis”
Las tres nacimos al mismo tiempo,
yo nací nieta, nieta de ustedes;
abuelas nacieron con mi nacer.
Y no es por tus ojos verdes.
Y no es por tu piel de atole.
Y no es por tus manos recias.
Y no es por tu voz de monte.
que yo me sé suya.
Es este sueño que traigo en los pies.
Abuela, tú querías ser bailarina.
Ambas pulían el pavimento
con la punta del zapato
dando giros
dando giros
en la casa,
en el mercado.
Titi, ¿quién te enseñó a bailar?
¿Fue tu abuela? “No”, me dijiste,
“pero sí a mover la masa,
a menear el atole,
a pararme temprano,
a coser el arroz.
Me enseñó a darlo a todo,
darles todo
lo que yo no tuve”.
Mayi, ¿a ti quién te enseñó?
“Fue mi madre, mi madre.
La que cantaba en la tormenta,
la que vestía de blanco,
la que cuidaba heridos,
la que crecía naranjo.
A ella le debo todo, todo.
Y por eso, crecí como ella”.
Abuelitas, ¿no se cansan?
¿No se cansan de cansarse?
De bailar a todas horas
en el puesto, en sus viajes.
Y entonces me toco la frente,
y entonces me limpio el sudor.
Cómo me voy a cansar.
Dime, cómo me voy a cansar
si camino
con los pies
de MIS ABUELAS.
Que sin clases de ballet
brincan la vida,
saltan las penas,
mueven al mundo,
giran de puntas
y caen de pie.
Y caen de pie.
Como la niña
que baila, que baila.
Como la niña
que salta, que salta.
En tu cajita
de aquel armario
En tu cajita
En la cajita
Tu niña baila
En tu cajita
Abismo
Yunuen Parra
Me harté de la tierra y su firmeza.
Me harté de evadir la gravedad.
Me harté del horizonte infinito
que se me estrella en la frente a los dos pasos,
que me apresa desde los cuatro puntos cardinales.
Cuatro paredes.
Muros de libertad que se proyectan oasis.
Ventanas que se ocultan muros
y se jactan manantial ante mi sed.
Me ahogo.
Me hundo en el agua que nunca existió.
Me muero viva y muerta revivo
para llegar al mismo lugar.
Y yo solo quiero lanzarme al abismo,
calcular la profundidad con mi propio peso.
Recibir a la oscuridad de brazos abiertos.
Negrura que no me miente,
que no promete más de lo que ves:
Un último aliento
en vez de muchos suspiros.
Un último recuerdo
en vez de mil intenciones.
Un último instante
en vez de siglos de hastío.
Cierro los ojos
y empiezo a caer.
Publicado en: Parra, Yunuen. (2024). Iunuri: raíz de agua. Ciudad de México: Ediciones Come Fueg. Impreso.
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